Historia

Nuestra historia empieza en el año 1971, en la casona familiar de la esquina José Hernández y Arribeños en Barrancas de Belgrano. María Inés Bo, maestra jardinera de gran vocación, acompañada por Ana Fernández Löbbe, comenzaban un proyecto marcado por su interés y amor por la docencia.

Durante varios años Dailan Kifki funcionó solamente como Jardín de Infantes. En 1998, como respuesta a un creciente número de familias que se mudaban al partido de Pilar, abrimos una sede allí con una propuesta integral: el mismo proyecto educativo que la sede fundadora, pero se le sumaba el nivel primario y secundario para poder acompañar a los alumnos en toda su escolaridad, transformando la denominación para éstos dos niveles en Dailan School & Sports.

El colegio, desde sus inicios, se desarrolló con una modalidad educativa inclusiva, respetando las diferencias individuales que cada niño tiene.

En el año 2011, con mucho orgullo, tuvimos la primera camada de egresados Bachilleres en Economía y Administración. 

En el 2018 celebramos el 20° aniversario, año marcado por emociones y festejos junto a alumnos, exalumnos, docentes, directivos y toda la comunidad. 

Hoy, a más de veinte años, continuamos escribiendo nuestra historia con cada ciclo lectivo, con cada camada que egresa, aprendiendo junto a nuestra comunidad y nutriéndonos de los docentes profesionales que nos acompañan.

¿Por qué Dailan Kifki?

Dailan Kifki, es el nombre de uno de los libros infantiles más conocidos de la escritora argentina María Elena Walsh, quien, a lo largo de toda su vida, demostró respeto por su lector y que escribió para niños pensantes, capaces de comprender un lenguaje rico en metáforas y juegos de palabras.

La elección del nombre Dailan Kifki para el colegio fue tomada del personaje principal -un elefante enternecedor- del libro y contribuye a generar una actitud favorable por parte de los niños hacia la institución, especialmente para los que concurren al Jardín. Al ser éste su primer contacto con el sistema escolar, buscamos que la inserción en el mismo resulte una experiencia positiva y amigable. Una vez asentada esta base en la que los niños se sienten seguros y confiados, es posible generar una actitud de amor por la escuela y por el aprendizaje.